Os deseo PAZ.
Eso fue lo que sentí hace ya unos años cuando tras visitar el Palacio de Catalina en la ciudad de Pushkin (muy cerca de San Petersburgo), sonaba el Canon en Re Mayor de Pachelbel gracias al virtuosismo de este músico solitario bajo un frío helador.
PAZ en el Mundo, en vuestros corazones, en vuestras casas.
PAZ cuando paseéis, trabajéis. PAZ en vuestras almas y en la mía.
Que dejemos de ver niños aterrados, odio en las calles, falta de respeto entre los que nos representan.
Y deseo también que nos cuidemos para poder cuidar.
Que tengamos el arrojo de luchar por nuestros sueños y no rendirnos.
Que le demos el inmenso valor que tienen los pequeños gestos, una sonrisa, una mirada cómplice, una conversación entre silencios.
Y que nunca nos sintamos solos, aunque elijamos la soledad por compañera.
Empecemos por nosotros mismos.
Prometo aplicarme.
Prometedme lo mismo.
Gracias por formar parte de mi camino.